jueves, 23 de mayo de 2013

Inventos tecnológicos fracasados: Telefonía móvil

Recogemos cinco ejemplos de tecnologías fracasadas que parecían revolucionarias en el momento en que salieron. Pero que al final, acabaron bastante peor de lo que se esperaba de ellas, normalmente con expectativas muy altas... y muy alejadas de lo que supuso la realidad.



Aunque los amantes de la tecnología vivimos una época fantástica, llena de novedades interesantes prácticamente en cada semana, no es oro todo lo que reluce. Hace unos años también se presentaban e implementaban tecnologías y servicios nuevos que prometían mucho más que lo que acabaron siendo: tecnologías fracasadas. Hoy repasamos cinco de ellas, aunque desde luego podrían ser varias más.

Códigos QR


Las famosas matrices de puntos son un buen ejemplo de tecnología muy fácil de aplicar pero de escasa utilidad. ¿Qué es lo que acaba provocando algo así? Que quienes están más alejados de la tecnología de consumo, y de hacia dónde se están moviendo los usuarios, la implementen en cualquier lugar, sin pararse a pensar en si es algo verdaderamente práctico. Así, ayuntamientos y todo tipo de empresas han ido incluyendo códigos QR en carteles y folletos publicitarios invitando al ciudadano a que explore algo más desde su smartphone.

¿En qué falla esto? A veces, ni siquiera se explica qué ocurrirá si utilizamos el código QR, simplemente se estampa en una esquina y se espera a que el lector tenga las ganas, el tiempo y la curiosidad de utilizarla. Otras veces, no se da un valor añadido. Por ejemplo, enlazando el código QR a la imagen de un cartel... en el propio cartel.

Hay ocasiones en las que sí tiene algo más de sentido usar códigos QR: descarga de aplicaciones sin necesidad de hacer la búsqueda en la tienda, por ejemplo. Pero esta característica llegó al resto del mundo cuando en Japón ya estaba obsoleta, salvo para usos determinados. Nunca ha alcanzado, ni de lejos, las expectativas que levantó con su llegada a los smartphones. Si alguien todavía tiene ganas de usarlo, en Microsiervos explican qué hacer en ese caso.

MMS


Los SMS fueron uno de los inventos del siglo para muchos usuarios, pero sobre todo, para las operadoras. Durante muchos años, les supusieron una fuente de ingresos más rentable de lo que podían soñar, y cobraban cada SMS con un margen de beneficio mucho mayor que cualquier otro servicio que ofrecieran. Cuando a principios de la década pasada llegaron los MMS, las operadoras se frotaban las manos: a la llegada de los primeros celulares con cámara incorporada, se unía la posibilidad de enviarlas de forma instantánea gracias a ellos.

El lucrativo negocio que vislumbraban se hacía más grande al pensar en posibilidades como las de enviar archivos de audio (los tonos polifónicos del momento, sobre todo), o incluso vídeos. No les tembló el pulso para cobrar cada MMS por seis veces el costo de un SMS. ¿Qué ocurrió luego? Llegaron los infrarrojos, el Bluetooth, y un poco más adelante, los smartphones con conexión a internet permanente y las aplicaciones de mensajería instantánea. Ellos supusieron, felizmente, la tumba definitiva del MMS, una de las mayores tecnologías fracasadas de la historia reciente.

Wimax


WiMAX era la tecnología de comunicación inalámbrica de largo alcance, que venía a ser una suerte de conexión Wi-Fi con alcance de hasta 60 kilómetros. Los problemas de conectividad llegaron temprano... para no irse jamás. Principalmente, porque utilizaba altas frecuencias para poder llegar más lejos. Pero las altas frecuencias tienen un problema: la dificultad para penetrar edificios y construcciones, es decir, la buena recepción en interiores.

Las quejas por el servicio fueron numerosas de principio a fin. Un mal planteamiento inicial que les llevó a no pasar de los 2 kilómetros de alcance, y con latencia de hasta 1 segundo, imposibilitando utilizar WiMAX para llamadas VoIP, por ejemplo. Muy pocos no se resistieron a catalogar a WiMAX de 'desastre', y nunca consiguió despegar. Un ejemplo concreto es el de Nokia. En 2006, se animó a comercializar teléfonos WiMAX. Tardó menos de tres años en llegar al extremo opuesto: criticarlo duramente, llegando incluso a decir que WiMAX es como el Betamax del Wireless. Y engrosó la lista de tecnologías fracasadas, nunca más se supo de él.

Cámaras 3D


En 2010, algunas filtraciones apuntaban a lo que era realmente innovador: Sharp llevaba las cámaras 3D a los smartphones. Pero lo innovador no siempre acaba siendo un acierto, y varios fabricantes que abrazaron esta tecnología pueden dar fe de ello. De hecho, la moda de montarlas en smartphones no tuvo demasiado recorrido. El HTC Evo 3D fue uno de los más famosos dispositivos en incorporar una cámara (dos, mejor dicho) 3D. También el LG Optimus 3D.

Hoy, nadie instala cámaras 3D en sus smartphones. Fue una tecnología que pasó con mucha más pena que gloria, y que rápidamente desapareció. Ni Sony, ni Nokia, ni HTC, ni Samsung, ni... Nadie apuesta por ellas ahora mismo. Quizás más adelante (quizás, insisto), pero desde luego los últimos tres años no han sido el momento para implementarlo con éxito. Más que tecnologías fracasadas, aquí hablamos de algo que se fue tan rápido como vino.

Desbloqueo facial

Una de las características estrella de Android 4.0 Ice Cream Sandwich era la del desbloqueo facial. Apuntando con la cámara hacia nuestra cara, el sistema detectaba nuestro patrón y se desbloqueaba. Muy cómodo, decían. La realidad fue otra: se tardaba bastante más que en deslizar el dedo o introducir el patrón de desbloqueo, gastaba más batería, y por las noches, sencillamente, no funcionaba. Además, el sistema quedó en ridículo cuando se demostró que podía ser burlado con Paint y lo llevó directamente al listado de tecnologías fracasadas.

Como suele ocurrir, la rumorología apuntó a que Apple también acabaría implementando esta característica en sus dispositivos iOS. Y lo cierto es que eso es algo que no hemos visto, y que seguramente tampoco veremos.





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